Cómo hacer del cambio de pañal una experiencia de apego
Tan cotidiano como complejo deviene el día a día en casa con un bebé recién nacido. Parecía muy sencillo en las imágenes de los libros de maternidad e incluso en los tutoriales en las redes sociales.
¿Cómo podemos hacer del momento del cambio de pañal una experiencia divertida y gratificante para vos y para tu bebé?
Sabemos que los recién nacidos durante el primer mes de vida y más aún si se alimentan con leche materna tienen deposiciones muy frecuentes. En estos primeros días es probable que necesites entre 8 y 12 pañales diarios. Las deposiciones en los primeros días son grumosas, explosivas y de aspecto diarreico con colores ocres, verdes y amarillos. Todo esto es absolutamente normal. El pis usualmente no tiene mucho contacto con la piel del bebé porque es inmediatamente absorbido por el pañal siempre y cuando éste sea de una calidad adecuada.
¿Cuándo es el momento de cambiar un pañal?
El momento indicado es luego de una deposición y habiendo dejado un tiempo prudencial desde las emisiones sonoras y gráficas que nos da el bebé sobre todo para no interrumpir su ímpetu. A veces algunas madres en el apuro de cambiar el pañal y sin darse cuenta, interrumpen un momento en el que no había finalizado la evacuación. Luego de poner un pañal nuevo el bebé suele continuar con lo que había quedado pendiente y su madre se sorprende pensando que fueron dos deposiciones cuando en realidad ha sido la misma, pero interrumpida. Entonces luego de una deposición es prudente esperar un rato para confirmar que el bebé ha concluido su labor.
También es otro signo de cambio de pañal la textura que toma cuando ha absorbido líquidos en exceso. Si apoyamos la mano sobre el pañal a la altura de la entrepierna y percibimos que el pañal está muy mullido es un momento indicado para el cambio.
¿Cómo hacer del cambio de pañal un momento de encuentro?
Es frecuente que la escena se repita una y otra vez. El bebé es apoyado boca arriba en un cambiador. Extiende sus brazos con las manos abiertas de manera alborotada y desordenada como si estuviera buscando de donde sostenerse. Su pequeño cuerpo se balancea de un costado a otro sobre la superficie firme, compacta y sin límites definidos provocándole miedo e inseguridad. Aquí es cuando aparecen los primeros llantos o quejas y cuando el adulto comienza con apuro a preparar el pañal limpio, el algodón, el óleo. Desabrocha los mil botoncitos de presión, o el cierre que va desde la pata hasta el cuello o le quita un pantaloncito que aún le queda tan largo que llega hasta las clavículas.
Luego comienza a despegar los abrojitos del pañal produciendo un sonido que abruma al bebé. El bebé puede entrar en pánico en esta etapa no sólo por el sonido de los abrojitos sino también por la sensación de estar perdiendo temperatura en su cuerpo cada vez más desnudo.
Para evitar el apuro del adulto y el estrés del bebé en el cambio de pañal siempre propongo que se haga de forma pausada, en un ambiente calentito y de ser posible con una música suave de fondo. El cambiador de bebé que viene destinado para este fin suele ser un elemento pensado en el bienestar del adulto, pero no del bebé. La tela impermeable produce una sensación desagradable en la piel del bebé. Siempre propongo ubicar por encima del cambiador un toallón bien grande y mullido imitando la forma que tiene el lugar de descanso de Jesús en el Pesebre. Una propuesta más acogedora y amigable pensada en base al bienestar del bebé.
También es importante tener ya listos los elementos a usar, el pañal abierto, los paños de algodón con óleo listo.
Apoyar al bebé en el espacio de cambiado acompañando con el cuerpo del adulto es la clave para evitar ese reflejo de Moro que hace que comience la escena con un estremecimiento. Al tiempo que el adulto va quitando ropas y abriendo el pañal es importante mantener un contacto visual con el bebé y las manos muy cerca de su pequeño cuerpito como intentando reunirlo similar a antes de nacer.
Buscar estrategias placenteras para que el cambio de pañal sea una experiencia de apego es un desafío que vale la pena investigar. Para el adulto puede haber sido un cambio más de pañal, para el bebé es la repetición de una acción que seguirá viviendo por mucho tiempo. Hagamos que sea un momento de intercambio, mimos y sonrisas.