Hay en relación a este padecimiento muchas versiones, muchos diagnósticos exagerados y sobretodo desconocimiento acerca de su evolución y tratamiento. Voy a intentar abordarlo con un lenguaje comprensible y claro con la intención de que quienes no están relacionados con el ámbito Sanitario puedan comprender y despejar dudas.
¿Qué es la Mastitis?
Si bien la mastitis es una inflamación en la glándula mamaria no todas las inflamaciones son mastitis.
La mastitis sucede mayormente en madres en período de embarazo y lactancia, pero cabe aclarar que puede aparecer fuera de estos períodos e incluso aun en hombres.
De todos modos mi intención es poder abordar la mastitis que se plantea entorno a la lactancia que es en definitiva el período que me convoca profesionalmente.
En general se presenta acompañada de un proceso infeccioso provocado por una bacteria que se aloja en alguna zona de acumulación de leche y prolifera.
¿Cómo se produce?
Durante el puerperio, si bien algunos autores sugieren períodos particulares como la primera semana de vida del bebé, yo puedo decir por mi experiencia que puede producirse a lo largo de toda la lactancia e incluso en el período de destete.
Se genera entonces al producirse acumulaciones de leche dentro de la glándula acompañadas por un proceso infeccioso.
Los corpiños, la prendida defectuosa, los intervalos desmedidos entre tomas, la inclusión de la leche de fórmula sin control y otros tantos, pueden ser motivos de estas acumulaciones. La piel del pezón tiene bacterias propias de la piel como cada parte de nuestro cuerpo. A veces se suma alguna vía de acceso a los conductos como puede ser una grieta (generada por una prendida defectuosa). Incluso el uso de sacaleches, aireadores, pezoneras y ropa puede favorecer a veces el ingreso de alguna bacteria que al encontrar una zona de acumulación se aloja. Si hay acumulación claramente la temperatura local aumenta porque el cuerpo se prepara para combatir algún posible problema, esto es genial para la proliferación de las bacterias. Así nace la infección que debe ser diagnosticada siempre por un médico.
A medida que la infección avanza podemos ver un enrojecimiento en la piel, temperatura alta y la madre puede referir algo similar a un estado gripal.
Es aconsejable buscar un médico especialista para realizar este diagnóstico. Veo con frecuencia diagnósticos hechos por amigos, o por médicos a domicilio o autoindicaciones de antibioticoterapia solo por estimar que podría tratarse de una mastitis.
¿Qué hacer?
En principio nunca dejar de usar esa mama, si el bebé se prende con facilidad conviene que siga haciéndolo para ayudar a drenar y que la acumulación no crezca. Buscar un médico especialista en lactancia que pueda establecer el diagnostico diferencial entre mastitis y taponamiento y no aplicar calor.
Muchas veces llego a una casa donde hubo alguien indicando calor en la zona a tratar para “aflojar”. Esto no es así de simple, no podemos andar tirando TIPS generalizados sin conciencia y seguimiento de estos cuadros. A veces el exceso de calor además de aumentar la inflamación, genera un enrojecimiento en la piel que nos confunde aun más en el cuadro. Además la glándula sigue fabricando leche a la luz de los conductos que al estar dilatados por la inflamación y por el calor siguen aumentando de tamaño.
También observo que se indica el uso de sacaleches de la mama afectada para drenar. Yo disiento con esto ya que si vamos a usar algún método de extracción, el más anatómico y armónico es sin dudas el bebé. En todo caso el sacaleches lo usaría en la mama sana para evitar que se acumule leche por el uso menos frecuente, intentando optimizar la succión del bebé en la zona afectada.
Tampoco es aconsejable decirle a la madre que se haga masajes sin darle una pauta clara de esto, ya que en la intención de “sacar afuera” los masajes suelen sobrepasar la tolerancia de la piel generando más inflamación y molestia.
¿Cómo prevenirla?
La frecuencia: muchas madres creen que dejando pasar mas tiempo entre toma y toma acumulan mas leche. No debe alterarse la frecuencia de tomas de un bebé arbitrariamente y de ser necesario hay que pedir ayuda a un especialista en lactancia para ordenar los tiempos lejos del bebé en relación a la producción de leche. La Libre Demanda tan cuestionada y mal abordada por mucha gente, tiene esta particularidad y ventaja de ordenar lo que necesita el bebé y lo que produce la mamá. La frecuencia adecuada de las tomas nos da la tranquilidad de estar “circulando” y de esa manera no se producen acumulaciones innecesarias.
La prendida: escucho reglas muy teóricas acerca de la prendida que me aburren. Me gusta mas pesar en algo que las madres puedan graficarse en la imaginación. Pensemos en un chupetín bolita ubicado entre los labios y los dientes. Eso dejaría los labios bien abiertos y separados entre si. En la prendida tenemos que entender que hay que invadirle la cavidad bucal con la teta a ese bebé para saber que está realmente bien prendido. Además podremos observar los labios como si tuviera un chupetín bolita. La teta se ubica anatómicamente dentro de la cavidad bucal haciendo una adhesión perfecta en la que no circula aire. Si escuchamos chasquidos durante la toma es que hay que corregir la prendida. Cuando la prendida requiere de mas instrucciones es hora de consultar a una puericultora para no abrumar a la madre con tanta teoría.
El autoexamen: el autoexamen mamario es una técnica de detección de irregularidades en las mamas que todas las mujeres debemos ejercitar con frecuencia desde la pubertad hasta pasada la menopausia. En la edad fértil la mujer tiene variaciones de la glándula mamaria y el tejido que la acompaña. Durante la lactancia y debido al gran trabajo que tienen cada hora del día, es mas frecuente encontrarse con “bultitos” que aparecen y suelen desaparecer luego de una toma efectiva o de una extracción bien hecha. La forma de hacerlo es sin ropa, levantar un brazo por ejemplo si es el izquierdo, con la palma derecha buscar en todos los sentidos alrededor de la mama como intentando llegar a las costillas. También debajo de las axilas. Es preferible no usar la yema de los dedos ya que hay en general pequeñísimas “bolitas” que podrían preocupar a la madre en período de lactancia pero que no revisten gravedad. Si al hacer esto la madre detectara algún “bulto” habría que descartar en primer lugar una acumulación de leche. Claramente tenemos al mejor ayudante y voluntario para eso: “El Bebé”. Luego de una toma contundente hay que volver a buscar ese bulto, lo importante es que no crezca, a veces tarda un par de tomas mas en irse, pero mientras se mantenga igual y vaya desapareciendo de a poco esta bien. De todos modos este también es un motivo de consulta si no desaparece o se achica en 24 horas de detectado.
La ropa: corpiños de lactancia con aro ¿quién fue el descerebrado que los creó? El aro del corpiño así como las costuras gruesas o cualquier otra vestimenta muy ajustada en la zona de las mamas puede generar taponamientos o acumulaciones de leche. A veces veo que las madres suben una remera ajustadísima y bajan la tasa de un corpiño ajustadísimo y la pobre teta queda amordazada entre esas dos ropas. El atlético bebé hace piruetas para prenderse de todos modos. Lo que puede suceder es que entre tantas ropas sujetando o sosteniendo, podría verse afectado el flujo normal de leche de algunos conductos con su consecuente acumulación. Preferentemente para dar de mamar como digo siempre en las charlas de preparto “en bolas” con la menor cantidad de ropa posible.
Las extracciones de leche: este es otro tema polémico porque mucha gente que ha estudiado arqueología, o matemáticas o leyes, incluso gente de la familia, vecinos y hasta alguno que llama por teléfono de casualidad y se entera de la situación OPINAN. Cuando una madre tiene esa sensación de que están llenas o pesadas o demasiado cargadas, no es momento de poner en uso el sacaleches sino de poner al bebé a tomar eso que la madre fabricó para él. Esto también tiene que ver con la Libre Demanda.
Si la mamá decide sacarse para retomar una actividad que la va a mantener separada de su bebé por unas horas, entonces hay que poder pautar esas extracciones en función de la edad del bebé, las horas que estará la mamá sin él y la predisposición materna. En este caso también conviene consultar a una puericultora para poder organizarlo.
En todos los casos es conveniente hacer la consulta a tiempo para evitar el rápido avance y empeoramiento de la situación.