Calostrum. Prevención Primaria desde la primera gota
Parece difícil comprender cómo una primera gota de este líquido secretado por la glándula mamaria puede desencadenar una multiplicidad de reacciones y beneficios a corto y largo plazo en el cuerpo de un recién nacido. También llamado “sangre blanca” por sus similitudes y funciones. El bebé gestado recibe sangre en su cuerpo a través de la placenta que la va adaptando tanto en volumen como en composición a las necesidades de cada una de las etapas del desarrollo intrauterino. El bebé recién nacido también recibe un fluido específico a medida de sus necesidades que también se va adaptando a cada una de las etapas de su desarrollo inicial.
¿Quién se animaría a utilizar un sustituto de la función placentaria?
La producción de calostro comienza con la gestación. El cuerpo materno que aloja al bebé prepara muy tempranamente un menú en el que la relación de su composición es regulada por la información de lo que la placenta provee a través del cordón hacia el sistema circulatorio de este bebé.
La placenta y las glándulas mamarias están en permanente comunicación.
Durante la gestación algunas mujeres perciben una salida del calostro a través de los poros del pezón que puede dejar una huella en su ropa. Otras dicen no ver ninguna secreción y sienten inseguridad acerca de la posibilidad de poder o no poder, luego del nacimiento, amamantar a sus bebés. Lo cierto es que el calostro está formándose de manera restringida dentro de la glándula mamaria y no es necesario testear su secreción ni mucho menos estimular su volumen. Incluso si es el primer proceso de gestación es importante saber que en el afán de querer confirmar la presencia de calostro se podrían lastimar los pequeños y nuevos conductitos al comprimir enérgicamente la mama.
El único caso en el que el calostro es estimulado durante la gestación es en la lactancia en tándem. Una madre que cursa un embarazo y la lactancia de otro u otros hijos contemporáneamente, atraviesa un cambio de composición de la leche secretada de madura a calostro. El cuerpo de la madre comprende que otro ser humano está pronto a nacer y va a requerir un menú específico, entonces comienza nuevamente a producir calostro, aunque en este caso en volúmenes que se adaptan también a la demanda del o de los bebés mayores.
El amamantamiento en tándem optimiza los beneficios no sólo para la madre y los receptores de esa leche sino para todo el sistema de salud y sociedad en general.
El bebé que nace compartiendo el amamantamiento con uno o más hermanitos recibe múltiples beneficios extra como ser un volumen de leche más asiduo que permite que el incremento de peso de estos bebés no sea nunca un tema a revisar en las consultas pediátricas. Además, el contacto de la boca del o de los bebés más grandes con el pecho materno provee al cuerpo de la madre una información riquísima en gérmenes que promueven una respuesta inmunológica para el bebito recién nacido confiriéndole una protección adecuada a todos los gérmenes no sólo que rodean a su mamá sino también al universo de su o sus hermanitos y hasta incluso de las mascotas.
El calostro inaugura adecuadamente el sistema digestivo de un bebé recién nacido, aun si ha nacido de pretérmino o con muy bajo peso. Desde la primera gota entra en la boca donde ejerce su primera acción de protección inmunológica que desencadena una serie de reacciones que llegan a todo el cuerpo del pequeño bebé. El calostro tiene el poder de una vacuna que ningún laboratorio podrá desarrollar. No tiene contraindicaciones ni efectos colaterales. La incorporación de sus nutrientes y factores específicos está garantizada porque no solamente provee beneficios, sino que también incluye las enzimas específicas para garantizar su absorción.
La producción de calostro se mantiene de manera reservada o a modo de ensayo hasta el desprendimiento completo de la placenta. En este evento las hormonas de la gestación van retirándose del cuerpo de la madre e invitando a las hormonas intervinientes en la producción de leche a tomar acción en el cuidado integral del bebé que ha nacido. Este período de entre dos días y medio y tres días y medio es el tiempo que le lleva al cuerpo de la madre acomodarse para comenzar a producir leche en mayor volumen y con una composición diferente. Mientras tanto produce calostro que va a ser suficiente en cantidad y composición para el bebito que acaba de nacer ya que la información del requerimiento exacto la tiene gracias a que las glándulas mamarias y la placenta han estado comunicándose a lo largo de toda la gestación.
Es importante comenzar a amamantar en cuanto antes. Que la boca del recién nacido se pose sobre la piel de la mamá ya es una vía de colonización de bacterias benéficas en este cuerpo que no era estéril antes de nacer. La piel de la aréola cuenta con unas glándulas odoríferas que orientan a través del olfato al curioso comensal, el reflejo de búsqueda y la prendida lo ubican en su posición y la energía vital hace que en armonía orquestal ambos cuerpos vuelvan a funcionar al unísono, ahora desde afuera del cuerpo de la madre.
El calostro es la posibilidad más amable de adaptación a la jerarquización de la nutrición de un ser humano. Privar al recién nacido del calostro es exponerlo a una dificultad.
Dentro del vientre el bebé en gestación recibe gracias a la intervención de la placenta; órgano temporal generoso y sensible a las necesidades del receptor; los nutrientes adecuados para cada etapa de su desarrollo. Al nacer el bebé también es provisto de un alimento considerado el “Gold Estándar” aunque la vida lo expone al desafío de tener que obtenerlo, digerirlo, absorber sus beneficios y excretar los deshechos.
La naturaleza nos propone que paso a paso vayamos adaptándonos a cada etapa de esta vida finita que tenemos posibilidad de disfrutar mientras nos dure el envase en buenas condiciones. De nosotros depende la posibilidad de tomar las propuestas que la naturaleza nos ofrece. Tanto los beneficios como las consecuencias están en nuestras manos.